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jueves, 14 de junio de 2012

La Familia y el día 3






En el año 2011 muchas cosas diferentes acontecieron.

Muchas cosas acontecen desde puertas hacía dentro pero también hacía afuera. El pomo de la puerta a veces se abría para quien llamaba desde afuera, otras veces, simplemente parecía que el que llamaba para entrar no podía encontrar el timbre y tornaba sus pasos hacia atrás sin ni siquiera llamar. Desde el otro lado de la puerta, “mi lado”, no eran pocas las ocasiones en que yo veía que quien quería entrar se aproximaba, ¿mi respuesta? Esperar. Esperaba a que tocase y solo en tal caso me aproximaba y le invitaba a entrar. Tengo que decir que eran las más, aquellas en las que lo escuchaba aparecer y, ante mi miedo yo tomaba la peor actitud: como él no tocaba el timbre, yo no abría tampoco.

Como venía... se iba sin llamar. Como no llamaba... yo no abría y se iba sin más.

2011 fué un año muy dispar.

Fué en todos los aspectos un vaso unas veces llenos y las otras vacío. Hubo oportunidades que surgieron, oportunidades que unas veces pudieron ser aprovechadas y otras no. En el plano laboral no estuvo mal, lleno de projectos que me aportarían a veces más y otras menos. Un año que me mostraba viajes de negocios por toda Inglaterra e Irlanda, y business en la Semana internacional de la moda de Milan y Madrid. 

En Marzo ponía capuccinos en un restaurante de Chelsea. En Agosto me tomaba un baño en el spa de la última planta de uno de los hoteles más lujosos de Milan con la perspectiva del atardecer del sol de la toscana italiana.




En todos los aspectos, un año dispar.

Un año que me hizo madurar más, un año de ingeniudad puesto que yo creía que conocía el amor. Por supuesto, un año de desencanto por cuando se marchó. Ahora pienso que, si hubiera tomado otras decisiones sobre los pequeños aspectos de la vida rutinaria, quizás el verdadero amor sí que hubiera llegado antes. Aunque Él decidió que nos encontraramos en el momento apropiado: el momento en que ambos necesitabamos del otro. El momento de un cruce de vidas. 

Ella es para mí un regalo con forma de bendición.

De 2011 a 2012, las canciones de Brandon Flowers pasaron de ser tristes a convertirse en melancolía. El verano vino a visitarme a Inglaterra. Paseaba por la calle y quien nunca parecía immutarse te devuelvía una sonrisa. Las gaviotas que antes tenían una mirada desafiante se conviertían en animales pacificos. Las parejas de ancianos que viajan en el tren no pararían de besarse y sus cojeras parecían más amigas que nunca (serían el símbolo de la unión total y absoluta); mientras colocaban su equipaje en el departamento habilitado para ello, un joven veinteañero se acercaría para ayudarles; los chicos de color que viajaban en frente de mí no paran de sonreir y bromear, mientras la ancianita que viajaba al lado disfrutaba leyendo un libro sobre la felicidad.

Quizás esta la imagen que estoy tomando de 2012.

Terminé en un trabajo que me estaba ahogando personalmente, y parece que otros mejores comienzan a acercarse.

Siempre sucede algo en el día 3 de cada més en 2012.

3 de Enero de 2012 – Viaje de vuelta a Inglaterra, después de una de las mejores navidades que recuerdo.
3 de Febrero de 2012 – Regreso a Londres para trabajar un mes y vivir junto con mi familia inglesa.
3 de Marzo de 2012 - La mujer más maravillosa que he conocido entra en mi vida.
3 de Abril de 2012 – Último día en el trabajo.
3 de Mayo de 2012 – Viaje a Sevilla para que Priscila y yo podamos disfrutar de familia (y amistad).

¿3 de Junio de 2012?

El 3 de Junio fué el Diamond Jubilee en Inglaerra. Fiesta popular, como bien en este país, la lluvia no podía faltar a su cita. La Reina realizaba un paseo en barca por el Tamesis, saliendo de la antigua central eléctrica de Battersea Park , justo en frente de mi adorado Chelsea Bridge (zona que fué mi casa durante varios meses). 




En Battersea Park tuve el placer de que mi vida coincidiera con la de Angelo.

Cosas de la vida, Angelo era Brasileño. Quizás fuera la primera persona que me comentaría sobre añorar Brasil. Angelo tenía unos 50 años y era un afamado sastre en Chelsea, con clientes más que pudientes y adinerados. Durante años vivió en Londres, montó su negocio y allí compro un bonito piso en Battersea Park.




Una zona que por aquel entonces y según él decía, estaba destinada a converstirse en una de las mejores áreas de Londres. Invertir en un lugar que está llamado a ser cosmopolita en una de las ciudades más cosmopolitas del mundo podría ser una inversión segura, sin embargo, eso no fué así. 



Hoy día Angelo todavía podría estar esperando a que la Northern Line montase su “pequeño quiosco” en los alrededores de Battersea Park para poder coger el metro y desplazarse a otros puntos de la cuidad evitando el caos circulatorio que contradecía el precioso ocaso que cada atardecer ofrece el Puente de Chelsea.

Aunque Angelo esperaba a la linea del Norte, él contaba con el acceso a la de línea de los Ferrocarriles Sureños cerca de su casa. Unos ferrocarriles que, casualidades de la vida, son el medio para llegar a Eastbourne, mi actual lugar de residencia.

Vivir con un brasileño como Angelo fué, sin duda, mi primera parada antes de llegar a Eastbourne y mi primera experiencia familiar en Inglaterra.

Él me proporcionó esperanza en la búsqueda del trabajo, él me ayudó a entender un poco mejor esta ciudad y me subió mi autoestima cuando estaba un poquito desmotivada.

Mientras tanto, él sufrió muchísimo.

Lamento mucho no haber podido despedirme de él. Lo intenté varias veces pero no pudo ser. Un día, hace dos meses, recibía un mensaje de texto de una de sus sobrinas el cuál decía que Angelo no había podido ganarle el pulso al cáncer.

Sus cenizas descansan entre los árboles de su amado Battersea Park, allí donde iba tantos atardeceres a pasear. Su cuerpo es ahora parte de Battersea Park donde todos los días contempla esos atardeceres que tanto amaba.



Supongo que le debía unas palabras desde aquí:

“ Meu amigo,
espero que você estejam muito bem
onde você agora está.”

El 3 de junio de 2012, cuando yo me sentaba enfrente del televisor y veía a la Reina salir de Battersea Park, yo no podía evitar acordarme de Angelo. Él fué mi primer atisbo de sentimiento de familia en Londres y, cosas de la vida, Angelo era brasileño.

Ese día me sentaba en frente del televisor de la casa de Marta para ver a la Reina de Inglaterra pasear por el Támesis.

Marta es una de las tías de Priscila, quizás después de su madre, aquella que tiene un mayor peso en la familia en Londres. Como ya hizo otras veces, y como parece que le encanta hacer, ese día toda la familia se reunió en su casa para degustar una exquisita comida brasileña. Para más, Marta vivió en Sevilla durante un tiempo y eso obviamente me ayuda a que me sienta un poco mas cerca de casa. Su marido es árabe y una persona con un corazón enorme. Las niñas, tienen una mezcla de cultura árabe y brasileña, criadas en Londres y habiendo vivido en Sevilla (Sarah, la mayor es una enamorada de nuestras gentes, nuestras culturas y la ciudad. Habla como unos 5 idiomas y el español lo hace con acento sevillano).

Es una niña que se hace querer muchísimo y siento que tiene un feeling especial por mí. Claro que el sentimiento es más que mutuo.

Después aparece Luana, el ojito derecho de Priscila. Creo que si Xabulo coincidiera con ella, habría una guerra de celos entre bebés por quedarse con Priscila.





Claro que, ¿quién no se pelearía por ella?

En el Diamond Jubilee, toda la familia de Priscila se reunió para comer y simplemente celebrar el cariño que entre todos se muestran.

Nada más y nada menos. Para ellos un día de reunión sin más, para mí estas reuniones me dan muchísimo en un país tan grís.

Y allí estaba yo una vez más, sintiéndome querido como el que más y sintiendo que tengo una familia en un país que era tan frío que las canciones de Brandon Flowers solo eran tristes y el invierno era casi permanente en mi corazón. Paseaba por las calles y nunca nadie parecía immutarse, las gaviotas tenían una mirada desafiante. Las parejas de ancianos que viajaban en el tren nunca se miraban y sus cojeras parecían más enemigas que nunca (eran el símbolo de la desunión total y absoluta), mientras colocaban su equipaje en el departamento habilitado para ello, un joven veinteañero los miraba sin ayudarles; los chicos de color que viajaban en frente de mí agachan su cabeza pareciendo preocupados y, mientras tanto, la ancianita que viaja al lado trataba a duras penas de leer un libro sobre la felicidad.

2011 me está trayendo muchas cosas y está quitando otras. Parece que quita las malas y pone las buenas.

Este año me ha regalado a una mujer maravillosa y esa mujer me ha regalado el amor de una familia.




Pero cada vez que estoy con esta familia YO SOLO PIENSO EN LA MÍA, en lo feliz que sería si pudiera estar más a menudo con ellos y en lo feliz que sería si ellos pudieran estar aquí conmigo y disfrutar de muchos 3 de Junio y de toda “mi familia brasileña” en Londres.




Hay noches que son de compañía, 
y noches que son de soledad. 

Cuando la soledad asoma
escucho los campanilleros 
para sentir su calor de nuevo. 

Se los canto a ella muchas noches
antes de dormir
y se los cantaré a tus nietos
para que como yo hicía
puedan dormir feliz. 





La niña de la Puebla y los campanilleros




miércoles, 30 de mayo de 2012

La armónica y el forastero


María Gadú. El extranjero.


El sonido de una harmónica es siempre melancolia. Las cosas rutinarias en el extranjero muchas veces son el sonido de una armónica. Y es que, si las cosas más insignificantes del día a día pueden tornarse dificiles si uno es extranjero, ¿qué pensar de las complejas? 

Cojí muchos trenes ya, cojí tantos trenes que se me olvidó escribir correctamente la palabra “coger”.

El viento de un extranjero siempre trae sensaciones encontradas.

Una maleta que vino llena de sueños es una maleta que está vacía. Una maleta que, primero,  se llenó para ir a Holanda y que allí, se vació al poco tiempo y necesitó de varios meses para llenarse de nuevoa pesar de que con posterioridad, se vaciaría otra vez.

Después se llenaría de nuevo para venir a Inglaterra y, al llegar a este país, pronto quedaría vacía. Los sueños y las quimeras me las había robado un ladrón que se disfrazaba de vida. Una vida que te hacía pasar por momentos en los que antes nunca pensé que me vería.

Y eso sucede, simplemente porque las cosas en el extranjero no son fáciles. El sol suele visitarte menos. Los momentos buenos son muy buenos pero los malos horrorosos, la vida del extranjero es radicalidad. Más aún, cuando se hace algo que no es fácil de hacer hoy en día...

Las preocupaciones vanales desaparecen y no comprendes a la gente que las tiene. Sin embargo, te ves obligado a compartir conversaciones de foresteros con otros foresteros que se preocupan por cosas de las que yo me preocupa antes y que, ahora, dejan de tener el sentido que antes tenían. Supongo que todo despende de perspectivas.

La mía sigue usando un cristal de forestero.

Las nacionalidades se consiguen con el tiempo pero la vida supongo que siempre se quedará dividida en dos mitades. Miras al suelo, y ves que no es tu suelo. Quieres escapar de ese suelo pero el camino de escape solo te lleva a otro suelo del que ya tuviste que escapar. Entonces te preguntas, ¿a dónde vas?

Aunque me quiera autoconvencer, supongo que no es fácil ser un forestero.

Uno se pierde muchas cosas en las que quería estar...




Yo quería estar con vosotros.

Yo quería abrazar vuestra felicidad
y encontrar ese abrazo de vuelta.
Quería ver sonreir por ambos lados
las caras de las monedas.
Encontrarme que el regreso está sobre la mesa.


Yo quería sentarme con vosotros,
y compartir sonrisas de eterna fidelidad.
Encontrarme con que mis anecdotas están sobre una mesa
en la que nunca temes por tropezar.

Yo quería disfrutar de la felicidad
que, jugando en los ojos del niño,
baja desbocada como un río
para acunarse tranquila en mis sigilos.

Yo quería estar con vosotros
y no sentirme forastero.


Por ahora, es el precio a pagar.

Pero doy gracias a Dios porque tengo conmigo a la persona más maravillosa que he conocido en mucho tiempo. 




Porque ella me ha dado una pequeña familia en el extranjero. Porque ella, aunque sea también extranjera, ya hace tiempo que dejó de sentirse forastera. 

Una vez más gracias por todas las pequeñas y grandes cosas que haces por mí. Ojalá yo esté sabiendo como devolvertelas todas. Al menos lo estoy intentándolo usando toda mi sensibilidad.



Y si no lo consigo, espero que al menos veas el imnenso amor que siento por todo lo que eres.

Tú estás siendo el sol que abraza 
el frío viento de este forastero.

jueves, 19 de abril de 2012

You wherever

The purpose of this post is just to give you a "special little space" 
- which you truly deserve - 
in the place where my feelings live and sleep.  




My dear, 


You've just called me to let me know we can't meet today. 


I've spent the whole day thinking of you and I guess that the fact of being alone in your house doesn't help me at all: wherever I look... a picture of you hanging, wherever I am... your perfume wafts, and wherever I go... your presence lives. You're wherever. 


Apart form saying how much I love you, this afternoon I also had the intention of saying "thanks" for such a wonderful week. Time ran so quick... Some days, I walked holding your hand for 12 hours across a city that we both love. Doubtless, one week holding your hand isn't enough. 


Now I know you better than what I did one week ago when we took the train from Eastbourne to our lovely London and just because of the way you're with me. Now I want to tell you that I love you more than what I did one week ago which is less that I'll do tomorrow. I love you more than  what words can say. London helped me to tell you that I love you and you can't imagine how happy I'm at the moment. 


I'm already dreaming about seeing you again to hug your kisses and to be able to kiss such a beautiful smile that lights my whole world. 


I love you. 

martes, 17 de abril de 2012

El Descubridor de Galaxias y la Artista




Eran las 12.30 de la mañana del viernes pasado. Cuando salía de casa, el sol relucía en la mañana de Eastbourne. Aquí como la gente es diferente, a eso lo llamarían la tarde pero en este rincón voy a permitirme llamarlo a mi manera. Como decía, un sol radiante relucía para que Eastbourne diera una maravillosa bienvenida a Bruno y Angeles. 

Ahora voy a dirigirme a tí “grandote”.

El saludo de Eastbourne parecía efimero. Al poco nos dirigiamos a la playa para tomar las primeras fotos. Como ya te había contado, vivir a 5 minutos de la playa no es en Inglaterrra como lo es en España, como puede serlo en nuestra Granada – ya sabes que aunque es más tuya que mía, yo también la considero un poco de mi propiedad. Como te decía, yo pensaba que podría abrir la ventana en la mañana temprana y que olor el olor a sal inundaría mi cuarto. Sin embargo, como los dos habeís podido comprobar, eso no es así. La única muestra que, desde mi cuarto, denota la cercanía del mar es el canto de las gaviotas: esos gallos madrugadores del mar.



Y es que el mar no huele en Inglaterra como huele en España pero, tras este maravilloso fín de semana, tengo la sensación de que he podido oler un poco el mar. Tengo la sensación de que el agua del mar nos ha presentado nuevos colores que solo pocas veces antes había visto desde la altura de esos bellos acantilados. Incluso pienso que el tiempo nos dío una tregua el primer día para visitarlos. Tras un sol radiante que os daba la bienvenida a vuestra llegada, y que luego se convetiría en nube y luego una lluvía que nos empababa, y luego el sol asomando para deciros porque Eastbourne es “the sunshine coast of England”.

A tí, querido amigo, poco tengo que descubrirte a estas alturas. Las cosas que hemos compartido durante un año en Holanda y nuestras experiencias en nuestros viajes por Europa crearon una amistad. Nuestro breve tiempo en Granada, a veces añorado en Holanda, y desde luego las experiencias comunes en Inglaterra han echo sin duda que esa amistad se mantenga. Quiero darte las gracias porque sé que puedo contar contigo para cualquier cosa y sé que tanto tú, como nuestro gran amigo Teo, siempre estais para mí.


Sabes que me siento muy orgulloso de tí, siempre voy propagando por ahí que te dedicas al estudio de las galaxias. Es que eso, querido amigo, es para estar orgulloso. Yo sé que a tí no te gusta ese tipo de cosas, a mí tampoco me gustaría si estuviera en tu lugar, sin embargo no lo estoy y desde el prisma de la amistad pues, tío, es algo de lo que me apetece presumir.

Pero esta vez, mi querido amigo, he podido descubrir un poco más a esa artista que se llama Angeles. No cualquiera hubiera soportado tan bién un fín de semana entre los dos. Como a mi me gusta llamarlas, nuestras bromas son “un poco diferentes” y aunque, ella entraba en el juego de vez en cuando, la pobre ha sabido aguantar y devolverlas con una sonrisa tan dulce que el mismo cielo pensó que le robaba.

Yo pienso que tu artista hizo un pequeño trato con el cielo el viernes por la tarde.

Mientras nosotros, absurdamente bromeabámos – justificación: nuestras semanas ya son bastantes duras de trabajo como para no permitirnos tales lujos en el fín de semana – ella se quedó atras y allí hizo un pacto con el cielo. Él le pregunto si tendría esa dulce sonrisa durante toda su estancia en Eastbourne. Angeles, con una mirada astuta le dijo “sí”. Entonces el cielo le dijo que, si mantenía esa sonrisa hasta su marcha, él la dejaría que lo pintara del color que más le gustara. Ella aceptó.


Angeles,
hizo un trato con el cielo
para pintarlo de azul
el viernes por la tarde
y el cielo aceptó.

Angeles,
pintó el cielo de azul
el viernes por la tarde
y el cielo así se quedó.

Luego el agua nos invitó
a probar su frio abrazo,
para que luego fuera
el calor de unas piedras
las que nos abrazaran.

Angeles,
hizo un trato astuto con el cielo
y el cielo aceptó.

El cielo pensaba
que Angeles no lo engañaría
pero Angeles lo embaucó.

El cielo no sabía
que Angeles tenía su dulce sonrisa eterna
porque por fín estaba con Bruno.

El cielo no sabía
que Angeles era una aventurera:
que había cruzado el Nilo,
y visto a los cocodrilos.
Que había pintado a los antiguos egipcios
y que había luchado con el fruto de la sangre.

El cielo no sabía
que Angeles consigue lo que quiere
y el cielo creyó que la engañaba.

Pobre iluso era aquel cielo
que cambió su color por un negocio
en el que no ganó.

El cielo no sabia
que Angeles tenía su dulce sonrisa
porque, tras tanto tiempo,
estaba con su amor.

El cielo no sabía
que a Angeles, le era indiferente
cualquier color que tomase
porque ella siempre sonreiría.

Porque yo sé
que Angeles consigue lo que quiere,
quiero decirle que todo es paciencia
y que pronto volverá el cielo
a pedirte que le des color otra vez.

Yo me conformo con haber estado un fín de semana con un Descubridor de Galaxias y una Artista que supo pintar el cielo. Al fín y al cabo, un Descubridor de Galaxias y una Artista tiene más cosas en común que lo que muchos piensan.

Gracias por un maravilloso fín de semana. Espero que nos veamos pronto, la siguiente visita es cosa mía y espero que en esa ocasión pueda ensañaros lo único que me faltó y que es la culpa de que mi corazón esté tan feliz.



jueves, 12 de abril de 2012

Semana Santa & Londres

Nunca me he preguntado lo que significaba la Semana Santa en España, mucho menos siendo originario de Sevilla. Sobran las palabras para hablar de lo que eso significa en Andalucía, y sobran más aún cuando hablamos de Sevilla. Sin embargo, una Semana Santa en Inglaterra puede presentar, como no me canso de decir, otras perspectivas: una metamorfosis ambulante.




Aquí, el mundo laboral es lo primero y la Semana Santa no empieza el Domingo de Ramos, sino que depende de las circunstancias. Así, para mí, el primer día de la Semana Santa fué un Martes Santo. Mientras la Estrella se paseaba por Sevilla, yo andaba ultimando los últimos detalles en el trabajo con una maleta que, pacientemente, posaba a mi lado esperando a que dejara las últimas tareas finiquitadas.

Así, el Martes Santo cojía ese tren que tantas veces he tomado con destino a Londres.

El Martes noche descubría el mundo del Churrasco y las amistades de una forma diferente de ver la Semana Santa. 



Todos los amigos de Priscila han aceptado a un buen chico que pueda tener formas diferentes de ver la Semana Santa. Bueno, si se coje un programa en la Semana Santa de Sevilla ellos verán miles de cosas nuevas. Ellos sentirán el sentimiento extraño que yo sentí cuando visité su templo. Pero lo más importante para ellos es el amor y el respeto, y por ello Londres esta vez no ha sido tan fría como solía serlo. Sin duda, la carne de churrasco brasileña tuvo gran parte de culpa.

El Miercoles Santo pude disfrutar de Renato. El nombre ya era familiar por los motivos que se saben, pero la Semana Santa va y me dice que lo pronuncie de otra manera. Bueno, al fín y al cabo, solo cambian las formas.

Renato es un hombre muy culto y la pausa de su conversación me enseñó muchas cosas: nuevos poetas, nuevos artistas, y extrañas historietas que tras esta Semana Santa dejarán de ser nuevas en mi memoría. Cuando las cuente recordaré quién me las contó. Rocordaré que pasee por Londres, compartiendo horas de conversación con un hombre muy sabio que no hablaba inglés ni español mientras que yo de portugues, pues la verdad es que poco... por ahora.

Supongo que con el tiempo se desarrolla un sentido que permite ir más alla de las palabras y superar los obstáculos del lenguaje. Por su parte, él se enamoró de Manuel de Falla, Paco de Lucía, el baile de los caballos andaluces de Jerez, la Alhambra y Federico García Lorca. Al día siguiente me despertaba con un fragmento de un poema de Lorca escrito en portugués en relación a como la tristeza influye en los poetas, tema de nuestra conversación en el día anterior.

Esta Semana Santa me reitera una vez más que la sensibilidad no entiende de idiomas, a veces los ojos bastan para enseñarnos la honestidad de las personas.



El Jueves Santo llegaba Mari Carmen, la recogiamos en Baker Street y directos a Picadilly Circus a disfrutar de las cervezas y la música en directo de O'neill's China Town. Allí, un individuo conocido como Dantom se unía a nosotros.



Tengo que decir que, aproximadamente en cosa de un año, esta es la tercera vez que puedo disfrutar de las cada vez menos esporádicas visitas de mi gran amiga Mari Carmen.

Ya le enseñé Camden Town.

Ya le enseñé Eastbourne.




Ya le enseñé los acantilados.



Ahora tocaba algo más...

E.l Viernes Santo el Cachorro no salía por Londres, veíamos la representación de la Pasión de Cristo en Trafalgar Square, donde nos reuniamos de nuevo con Dantom y mis amigos de Eastbourne.




Posteriomente, paseo por London Eye y las casas del Parlamento.




Luego, un barco para cruzar el Puente de la Torre de Londres. Comer algo un poco picante y visita a Greenwich. La gente quería tomar una foto en eso que llaman meridiano.




Luego, y a pesar del cansancio, Churrasco en casa de Damton. Allí Mari Carmen comío su primer corazón de gallina.

El Sábado Santo fué Portobello, fué el día de los espejos, fué el Dinosaurio, los perfumes que no olían, el chico solo en Oxford St., el chico de Oxford St. y su novia en Top Shop, y desde luego la pizza gustosa.



El Domingo de Resurección, acompañaba a Mari Carmen para que cogiera su autobus de vuelta. Cada vez que viene, me acerca no solo los sentimientos de Andalucía sino los valores mas altos de la amistad.

Esta vez, ella piensa que ya no le queda nada por ver en Londres, cree que lo ha visto todo. Sin embargo, no es así porque ya me inventaré yo algo para tenerla aquí de nuevo. Que alguién con tanto miedo a volar venga tres veces a verme dice mucho de esa persona. Ella sabe lo que pienso de ella a pesar de que se uniera durante dos días con Priscila y “no dejaran de fastidiarme”. Yo siempre trataba de aceptarlo como un caballero y, solo a veces, entraba en su juego. Un juego que me gustaba, un juego que me convertía en el centro de atención de las que eran, en aquellos momentos, las mujeres más importantes de mi vida – Mamá, ya sabes que yo siempre me acuerdo de tí. Sin embargo, luchar no solo contra una sino contra dos mujeres, es un reto para cualquier hombre sobre la faz de la tierra y una batalla en la que ganar es algo que cae por su propio peso.

Ya sabes, Mari Carmen, lo triste que me dejaste el día que te marchaste. Cada vez que te tengo cerca me siento en casa, me siento en la compañía de mis mejores amistades. Y eso, viviendo en el extranjero y siendo un inmigrante, vale su peso en oro.


Pues así fué una Semana Santa en Inglaterra, así fué una Semana Santa muy especial en Inglaterra. 


Las gaviotas hace tiempo que no vienen a mi ventana y las gotas de lluvia pasan pero nunca se paran. Sin duda, estoy vivendo mis momentos más felices en Inglaterra y de eso, las nuevas amistades y desde luego Priscila, tienen mucha culpa de ello. Lo otro ya llegará, seguro!




Lo que llegue nuevo será cuestión de tiempo
y el tiempo por aquí parece que está más bueno,
al menos mi ventana me cuenta, cada mañana,
que las gotas de lluvia me visitan mucho menos.

Muchas gracias a las dos por este tiempo tan especial.