Solo los físicos y los artístas pueden cambiar la realidad. Yo he compartido el pasado fín de semana con alguien en quién se aúnan los dos.
Bruno...
Cuántas veces te habrán dicho lo grande que eres...
Cuántas veces te habrán confundido con tu doble...
Y cuántas veces habrás devuelto tantas cosas con una sonrisa...
¡Ay, sí te viera el del Carrefour!
Este fin de semana, mi amigo Bruno ha venido a visitarme. Hablé con él unas semanas atrás. Le comenté mi situación y que, sinceramente, consideraba bastante oportuno que viniese lo antes posible.
Dicho y hecho.
¡Y cuánto necesitaba un día como el sábado pasado, Bruno!
Yo traté de enseñarte la ciudad con mi perspectiva. Al fin y al cabo, y como tantas veces ya hemos consensuado sin apenas debate: quién enseña una ciudad no hace más que enseñar su punto de vista particular. Su manera de sentir esa ciudad. Así, nos pasó en Cracovia, para tí Berlín o para mí Copenhague. Eso he intentado de hacer contigo, Amigo.
Y bueno, Londres es una ciudad de contrastes: Vas al fín del mundo y no se está tan mal (supongo que debe de estar cerca de Oceania... ¡porque estaba lleno de australianos!). Y vas al infierno, y te mueres de calor.
El caso es que los paseos por Londres han sido esta vez completamente diferentes. Hemos hablado ininterrumpidamente durante más de doce horas. De todo. De tí, de mí. De Ángeles, de Alessia. De Isaac, de Nati, Sebastian. De Londres. De Nottingham. Y como no, de Granada. Las tapas y las pintas. Las libras y las pesetas. La Reina y los compañeros de habitación. Chiste, risas. Las cosas más serias y las mayores gilipolleces.
Es lo que me encanta de pasar el tiempo contigo, amigo.
Aunque bueno, desde hace tiempo creo que contigo todo es posible... ¿O quién puede decir haber visto embarazadas corriendo a las 4 de la madrugada mientras salía el sol? Tú y yo, comiendo pizzas en Holanda.
¡Tantas cosas, Bruno!
Ya lo sabes porque creo que intenté transmitirtelo, pero creo que me has dado mucho durante este cortísimo tiempo juntos. Muchísimo. ¡Incluso me has invitado a comer! ¡Nunca pensé que ese día llegaría! (Como ves, no puedo evitar no meterte caña incluso mientras escribo esto).
Pero desde lo más profundo de mi corazón tengo que agradecerte que me hayas ayudado a encontrar otras perspectivas. Otro modo de ver la realidad. Al fin y al cabo, esa es una cualidad innata en el "físico". La manzana se cayó, y alguién se preguntó el por qué.
¡Amigo, gracias por ayudarme a recoger mis manzanas!
Pero sobretodo, gracias por ayudarme a ver que Londres tiene otra perspectiva. Aunque no esperaba menos de un físico que quedo tan fascinado... por mi ojo de Londres.
P.D. Te debo una vista por tierras de Robin Hood y ese "maravilloso bosque pelón".