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martes, 17 de mayo de 2011

El ojo de Londres y el Físico

El ojo de Londres tiene ahora otra perspectiva.

Solo los físicos y los artístas pueden cambiar la realidad. Yo he compartido el pasado fín de semana con alguien en quién se aúnan los dos.

Bruno...

Cuántas veces te habrán dicho lo grande que eres...
Cuántas veces te habrán confundido con tu doble...

Y cuántas veces habrás devuelto tantas cosas con una sonrisa...

¡Ay, sí te viera el del Carrefour!

Este fin de semana, mi amigo Bruno ha venido a visitarme. Hablé con él unas semanas atrás. Le comenté mi situación y que, sinceramente, consideraba bastante oportuno que viniese lo antes posible.

Dicho y hecho.



Pocas personas hacen de la vida un camino tan fácil.

¡Y cuánto necesitaba un día como el sábado pasado, Bruno!

Yo traté de enseñarte la ciudad con mi perspectiva. Al fin y al cabo, y como tantas veces ya hemos consensuado sin apenas debate: quién enseña una ciudad no hace más que enseñar su punto de vista particular. Su manera de sentir esa ciudad. Así, nos pasó en Cracovia, para tí Berlín o para mí Copenhague. Eso he intentado de hacer contigo, Amigo.

Y bueno, Londres es una ciudad de contrastes: Vas al fín del mundo y no se está tan mal (supongo que debe de estar cerca de Oceania... ¡porque estaba lleno de australianos!). Y vas al infierno, y te mueres de calor.

El caso es que los paseos por Londres han sido esta vez completamente diferentes. Hemos hablado ininterrumpidamente durante más de doce horas. De todo. De tí, de mí. De Ángeles, de Alessia. De Isaac, de Nati, Sebastian. De Londres. De Nottingham. Y como no, de Granada. Las tapas y las pintas. Las libras y las pesetas. La Reina y los compañeros de habitación. Chiste, risas. Las cosas más serias y las mayores gilipolleces.

Es lo que me encanta de pasar el tiempo contigo, amigo.

Aunque bueno, desde hace tiempo creo que contigo todo es posible... ¿O quién puede decir haber visto embarazadas corriendo a las 4 de la madrugada mientras salía el sol? Tú y yo, comiendo pizzas en Holanda.




¡Tantas cosas, Bruno!

Ya lo sabes porque creo que intenté transmitirtelo, pero creo que me has dado mucho durante este cortísimo tiempo juntos. Muchísimo. ¡Incluso me has invitado a comer! ¡Nunca pensé que ese día llegaría! (Como ves, no puedo evitar no meterte caña incluso mientras escribo esto).

Pero desde lo más profundo de mi corazón tengo que agradecerte que me hayas ayudado a encontrar otras perspectivas. Otro modo de ver la realidad. Al fin y al cabo, esa es una cualidad innata en el "físico". La manzana se cayó, y alguién se preguntó el por qué.

¡Amigo, gracias por ayudarme a recoger mis manzanas!

Pero sobretodo, gracias por ayudarme a ver que Londres tiene otra perspectiva. Aunque no esperaba menos de un físico que quedo tan fascinado... por mi ojo de Londres.


P.D. Te debo una vista por tierras de Robin Hood y ese "maravilloso bosque pelón".

1 comentario:

  1. Juanico, que te voy a decir que no te dijera ya cuando estuve alli. Cuando uno visita una ciudad nueva, uno siempre trata de aprovechar al máximo el tiempo que tiene (que siempre es poco) para ver todo lo que pueda, con prisas, pendiente de transportes, de horarios...pero esta visita fue completamente diferente.

    Cuando decidí irme a Londres hace un par de fines de semana, tenia claro que más que ir por visitar la ciudad, iba porque necesitaba estar con mi gente, esa gente que hace que te sientas bien en cualquier situación. Y ahi estaba Juan, dispuesto a hacerme pasar uno de mis mejores dias desde que estoy en Inglaterra.

    Y así fue, quedó claro que los dos teníamos ganas de hablar un "ratico" y asi nos tiramos todo el dia, hablando de mil cosas diferentes como tú bien dices. Y es que el dia dió para mucho y tuve la oportunidad no sólo de ponerme al día de cómo te va todo por Londres sino además de conocer más a una persona que realmente se merece que le sonría la vida porque él ya lo hace de sobra.

    Respecto a la ciudad, me llevo un enorme recuerdo. Cómo no va a gustar una ciudad cuando la persona que te la enseña te cuenta con todo su interés pequeños detalles, anécdotas, perspectivas para las mejores fotos, y todo eso acompañado de una continua conversacion.

    No sólo disfrutamos de un magnifico dia sino que encima la suerte nos sonrió cuando de repente vimos levantándose las puertas del Tower Bridge.

    Como cada viaje, no faltó la compañía del Teo, siempre presente aunque nunca sabes donde te lo encontrarás la próxima vez...

    Y asi fué mi primera visita a Londres, y ese recuerdo quedará perenne aunque vuelva en un futuro. Gracias a Juan puedo decir que me conozco el centro de Londres de puta madre, aeeeh!

    Un abrazo enorme y sigue luchando aunque a veces sea duro, porque la recompensa te está esperando pronto seguro.

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