Hoy
el juego se ha mezclado con el fuego.
El pelo del viento ha bajado danzando
para taconear en el escenario oscuro
que mañana serán sus cabellos.
Hoy
el tiempo ha brillado desde lejos,
la sensación de que mi pecho se quema
se ha apoderado de todo mi cuerpo.
Hoy,
un toro furioso me mira inquieto.
Mi corazón se estremece.
Mañana,
mi corazón estremecido
querrá despertarse en silencio.
Mañana,
el agujero se hará todavía más pequeño.
Las ventanas de la casa esconderán
las llaves del cuarto oscuro del tiempo.
La puerta ya se ha cerrado por completo.
Mañana,
la mano que le grita a mi alma paseará
de la mano que mendiga los cuentos.
Los besos que lanzan sus labios,
a toda prisa, se chocaron con el techo.
Hoy,
el toro furioso parece violento.
Mi corazón se estremece.
Mañana,
mi corazón estremecido
no querrá sentirlo lejos.
Hoy,
La vela que me ronda está inquieta.
la luz parece venir e irse, de repente,
sin esperar a nada ni nadie.
Mañana,
el sonido de la tristeza asoma su vista
por la mirilla de mi puerta
donde la alegria juega inociente,
e inocente se estremece con tal visita.
Hoy.
Fuego, sal y deseo.
Mañana,
ya no soy el mismo
y hoy ni me lo creo
porque un toro furioso se ha calmado
y a mi corazón estremecido
ya no le importa sentirlo lejos.
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